"La capacidad de aprender del investigador o del experto es el primer indicador de que estamos ante metodologías participativas; las aportaciones de los movimientos de mujeres sobre que lo político y los poderes están en lo cotidiano, está en la base de nuestras propuestas sobre redes y conjuntos de acción; no es porque tenga razón lo popular por lo que partimos desde ahí, sino porque tiene muchas razones contradictorias entre sí, y eso nos parece que es un campo relacional muy fecundo si se sabe aprovechar; por ejemplo el `desarrollo sostenible´ nos parece un concepto ambiguo y poco operativo, si no se le concreta en las necesidades locales propuestas por los colectivos de las redes sociales más implicadas en su defensa... Estos son algunas de las ideas-clave que se han de contemplar en la conceptualización de las metodologías participativas. Y lo que en realidad debería ser una consideraciòn a tener en cuenta a lo largo de todos los procesos: lo que hace referencia a las éticas de los investigadores, expertos o técnicos, y su aparente neutralidad la cual no existe" (de la presentación de la revista).